Colombia prohíbe plásticos de un solo uso al tiempo que la industria busca un camino verde

Bolsas plásticas, vasos, platos, cubiertos, mezcladores de plásticos, pajillas o pitillos o hisopos hechos de plástico de un solo uso, han quedado oficialmente prohibidos en Colombia como medida para proteger el medio ambiente y reducir la contaminación por plásticos en el país.

Desde el pasado 7 de julio, centrales de abasto de alimentos, supermercados y tiendas de comercio vienen anunciando a sus compradores que “no” se entregarán bolsas plásticas, pero la medida contempla varías excepciones y se seguirán distribuyendo bolsas para productos cárnicos, lácteos y de uso médico.

La norma, dice el Ministerio de Ambiente de Colombia, busca la reducción gradual de la contaminación por plásticos de un solo uso para el año 2030, en un país donde anualmente se generan unas 700.000 toneladas de envases y empaques plásticos, según cifras del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés).

Para el profesor Luis David Gómez, profesor e investigador de la facultad de Ciencias de la Universidad Javeriana de Bogotá, la salida del mercado de estos productos, supone una oportunidad para buscar alternativas sostenibles y reutilizables al plástico, que es uno de los productos que más afectaciones le generan a la biodiversidad.

“Es una buena medida que el país adopte estas decisiones para poder disminuir la presencia de plástico que es un material muy resistente y muy bueno y esa resistencia y durabilidad también es la cara mala del aspecto porque como son tan resistentes son muy difíciles de biodegradar entonces esto es muy importante para que se empiecen a buscar alternativas en su uso”, comentó Gómez en diálogo con la Voz de América.

Según la ministra de ambiente de Colombia, Susana Muhamad, la implementación de la ley “incita a los consumidores a cambiar la alternativa del uso. Hay un poder muy importante de los ciudadanos y las ciudadanas de dejar de utilizar estos elementos y empezar a pensar en un reemplazo”.

Además, la medida detalla que para permanecer en el mercado, “los productos prohibidos deben presentar alternativas sostenibles enfocadas en la biodegradabilidad y compostabilidad en condiciones ambientales naturales; ser fabricados con 100 % de materia prima reciclada”.

La VOA habló con fabricantes y comerciantes de varios de los productos elaborados con este material que comenzaron a prohibirse y apuntan “que es muy difícil eliminar” el consumo del plástico; sin embargo, aseguran que “deberán” acoplarse a la nueva ley.

“Ha bajado el comercio de la bolsa, especialmente aquellas que se comercializan para supermercados, carnicerías y panaderías, las ventas se han disminuido en un 50 %”, dijo Julio Soler, un comerciante de plástico que lleva más de 30 años en el mercado.

Otros, como Davinson Enciso, sostienen que más allá de encontrarle una dificultad a la prohibición, es una oportunidad para ver crecer su negocio con productos innovadores con opciones más sostenibles de acuerdo con las nuevas políticas.

“La medida es buena, porque va a haber un proceso de circulación de estos productos que se van a reutilizar, se va a reciclar y para nosotros es bueno porque la materia prima va a ser más barata para producir una bolsa plástica biodegradable que es lo que su busca”, afirmó Enciso a la VOA.

“Vamos a empezar a fabricar productos biodegradables y bolsas reutilizables para darle el uso de reutilización, que es lo que se quiere de este producto del que nosotros en nuestra fábrica solo nos llega un 10 % de materiales reciclados, porque la gente no está reciclando; entonces esta medida tendrá que promover el reciclaje”, agregó.

Finalmente, para Vanessa Prieto, coordinadora de la maestría en Gerencia de la Sostenibilidad de la Universidad Javeriana de Bogotá, el cambio en uso de estos plásticos era algo urgente, a pesar que el panorama sigue siendo retador por las materias primas para buscarle un sustituto a estos productos.

“Hay unas dificultades puntuales a pesar de que hay sustitutos y en muchos casos obedece al costo de esos materiales alternativos como lo son los bioplásticos, que suelen ser más altos que el de los plásticos convencionales», señaló.

«Además, hay unos sustitutos del plástico como los compostables que no cumplen con las características que requieren ciertos productos y no permiten la conservación de ciertos alimentos por ejemplo, y ahí hay un desafío y eso está ligado a que tampoco terminamos de conocer esos materiales y es una curva de aprendizaje que hay que cubrir”, concluyó.

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