La cumbre del G7 y el ingreso al grupo Rammstein: los intentos de obtener protagonismo internacional
La aprobación de la Ley Bases por parte del Senado goza de ajustada legitimidad. La diferencia fue de un voto, hubo violencia en la calle, y se mantienen las protestas sociales por recortes en las entregas de comida y medicamentos. A los individuos que no acceden a esos remedios y a comida en el momento actual ¿qué beneficio les reporta la ley Bases? ¿Sirve bajar la inflación y el alza en los mercados para los pacientes que no pueden acceder a remedios oncológicos?
Pareciera entonces que con la Cumbre del G7 se busca distraer de los problemas de gestión. Los participantes de esa Cumbre fueron el anfitrión Italia (representado por Georgia Meloni), Estados Unidos(Joe Biden), Canadá (Justin Trudeau), Japón (Fumio Kishida), Francia (Emmanuel Macron), Alemania(Olaf Scholz) y Reino Unido (Rishi Sunak). También asistieron la titular de la Comisión Europea (Ursula Von der Leyen), el presidente del Consejo Europeo (Charles Michel), el Papa Francisco, el presidente de Brasil (Lula da Silva), el de Turquía (Recep Tayyip Erdogan) y el reelecto primer ministro de la India (Narendra Modi).
Dentro de estos viajes está la necesidad de los Milei, notoria, de obtener protagonismo. Por otra parte la ideología de gestión ha generado tensiones con países claves de la región, sumados a los roces ya conocidos con aliados comerciales estratégicos como Brasil y España. Autores de las Relaciones Internacionales como Sanahuja destacan como una característica del multilateralismo “a la cooperación entre países para abordar problemas comunes”.
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¿Pero cómo es posible la cooperación de un presidente que se ha peleado en la región con Brasil (socio clave del Mercosur), y con otros países con múltiples intereses económicos en Argentina como España? Además las expresiones de la Canciller Diana Mondino hacia el pueblo chino, y los ataques de Milei a ese país grafican una falta de “tacto internacional” serio. El gobierno de Xi renovó a último momento el swap que viene de la gestión de Alberto Fernández, cuya ejecución hubiera obligado al pago de US$ 5 mil millones generando un enorme problema de reservas, por lo que deben atenderse esa cuestión de la deuda en las negociaciones, encarándolas con extrema cautela.
Otros tópicos de dicha cumbre han sido las exposiciones sobre IA (el Papa se refirió a esos avances y los diálogos con el FMI. A diferencia de Lula, el líder libertario luego viajó a Suiza a participar de la Cumbre por la Paz para Ucrania (que se celebró este sábado en Suiza). Dicha cumbre no es sólo para el apoyo a Ucrania, es también para abogar por la paz. Este último punto es excelente pero, teniendo en cuenta el ingreso de Argentina en el Grupo Rammstein, puede sospecharse la búsqueda de un protagonismo internacional fuerte y ese alineamiento puede costarle caro al país. ¿Está la Argentina en condiciones de involucrarse en un conflicto de semejante magnitud?
Los académicos de relaciones internacionales, como Simonoff, marcan que una costumbre de la política exterior Argentina ha sido el “principio de no intervención”. Es decir neutralidad y no intervenir en conflictos bélicos. Dicho principio fue roto en la presidencia de Menem, enviando tropas al Golfo y costó caro a nuestra sociedad.
El presidente busca que tengamos un nuevo protagonismo a nivel internacional. Puede ser que la estrecha victoria de la ley Bases en Senado, sumada a la protesta social, sean elementos de preocupación para el gobierno nacional. Entonces la gestión libertaria busca ganar peso en la agenda internacional, pero no mide los costos. ¿Qué beneficios aportará a la Argentina ese enfático apoyo a Ucrania? ¿Está en condiciones el país de involucrarse de semejante manera? ¿Está en condiciones la Argentina de llegar a ser socia de la OTAN? Porque uno de los argumentos del líder libertario es que “no hay plata”, pero para viajar y tratar conflictos internacionales ajenos, pareciera que si la hay.
* Lic. en Ciencias Políticas.