Camino inverso: un libro en francés presenta reflexiones de pensadores latinoamericanos sobre filosofía

La historia del pensamiento de las ciencias sociales en América Latina estuvo profundamente influenciada por la elaboración intelectual europea, ahora un libro propone un camino inverso y publica en Francia una serie de ensayos escritos por pensadores latinoamericanos. Se trata de Utopías y distopías en el imaginario político (ediciones L’Harmattan), obra colectiva coordinada por Angélica Montes Montoya, Obed Frausto y Sébastien Lefèvre.

«Yo prefiero decir que soy caribeña», sostuvo Angélica Montes en una nota publicada por RFI. «Yo me identifico más con la geografía del archipiélago del Caribe, con una territorialidad amplia, ese Caribe que va desde Cartagena, donde nací, e incluye las costas de América Central, Estados Unidos y que, de alguna manera, se extiende imaginariamente hasta el gran Mediterráneo», agregó.

Utopías y distopías en el imaginario político -Libro-

Por ese origen, Montoya se interesó por los poetas, filósofos y escritores en general del «Gran Caribe», pero su curiosidad creció cuando llegó a Cartagena una invitada francesa que la «la introdujo en el pensamiento de Deleuze, Guattari y Foucault, entre otros».

Montoya es doctora en filosofía de la Universidad París 8, profesora, ensayista, autora de La representación del sujeto negro en la historiografía colombiana (L’Harmattan), graduada de un máster en Estudios Sociales Latinoamericanos en el Instituto de Altos Estudios de América Latina (París).

Diálogo reflexivo entre  América Latina y Francia

«Con los otros dos coordinadores del libro, queremos dar a conocer el pensamiento latinoamericano en Francia. Las filósofas y los filósofos latinoamericanos son poco conocidos hoy en Francia. Muy pocos. Por eso, el objetivo era generar un diálogo de saberes. Una de las de las consignas permanentes de Francia en su francofonía es generar puentes de diálogo. Pero generalmente ese puente va de Francia hacia América Latina. Ese puente no es suficientemente transitado de América Latina a Francia», reflexionó. Entre los autores se encuentran Rita Segato, Santiago Castro-Gomez, Rocío Zambrana, Hugo Busso.

«Pensar la utopía es casi un ejercicio de salud mental. Si no somos capaces de imaginarnos algo mejor del mundo en el que estamos, creo que tendríamos numerosos suicidios», aseguró Montoya y continuó: «No pensar la utopía es como no tener nada por delante. Ese ejercicio de la utopía nunca lo hemos abandonado. Lo único que fue abandonado fue el término mismo, sobre todo, en los años 90, cuando se decía que era el fin del comunismo y que el único destino de las sociedades era el capitalismo». «Hay que pensar cómo imaginarnos una sociedad con el capitalismo y a pesar del capitalismo».

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En estos tiempos la autora no cree que el capitalismo quede atrás, pero también desestima la creencia cada vez más predominante de que el Estado pueda dejar de existir. «La radicalidad también es creer que vamos a deshacernos del Estado y de la democracia representativa porque presumiblemente no nos representan y no nos pueden salvar. Cuando uno interroga a las personas que sostienen estos discursos radicales sobre la manera en que nos vamos a organizar sin capitalismo y sin democracia, no te dan ninguna respuesta ni te ofrecen tampoco ninguna alternativa».

«La realidad es que no podemos sustraernos de la historia, tenemos que avanzar con ella. Hay que intentar hacer modificaciones que nos permitan negociar con el contexto histórico en el que estamos», enunció.

Sin embargo, reconoció que «es muy difícil en ocasiones transmitir estas ideas porque los intelectuales que tenemos una voz moderada no somos muy escuchados», incluso «la mayoría de las intelectuales y los intelectuales que son escuchados están en la radicalidad. Es una radicalidad que encontramos tanto en la extrema derecha como en la extrema izquierda, que también la hay».

Para Moyano la utopía debe pensarse dentro de un marco jurídico e institucional. «Para mí, nada es posible por fuera de la democracia representativa. Incluso la democracia participativa popular solo es posible dentro del marco de la democracia representativa, es decir, en el marco del derecho. Sin derecho, sin leyes, es el caos«, insistió.

«Los que cuestionan hoy el Estado democrático representativo lo pueden hacer porque tienen el derecho de expresarse. Ese derecho a expresarse está consagrado en las Constituciones de los estados democráticos representativos. La imagen que me viene a la cabeza es la siguiente: es como sentarse en una rama que está suspendida en el vacío y empiezan a serruchar la rama. Vamos, chiquito, que tarde o temprano te vas a caer», concluyó.

Fuente: RFI

RB CP