España vota otra vez: entre la parálisis política y el auge de la extrema derecha

A seis meses de las últimas elecciones generales, los españoles regresan hoy a las urnas, enfrentando un escenario marcado por la fragmentación política, con dos bloques de partidos a cada lado del espectro ideológico, el ascenso en las encuestas de la extrema derecha y la posibilidad de que continúe la parálisis política que impidió recientemente una investidura presidencial.

El jefe de Gobierno, Pedro Sánchez, busca revalidar o mejorar los resultados del pasado 28 de abril, donde fue el candidato más votado, pero quedó lejos de la mayoría absoluta de 176 diputados. En aquella oportunidad se alzó con 123 escaños, superando no solo al Partido Popular (PP), sino también a Unidas Podemos, con quien compite por el voto de izquierda.

Sin embargo, los sondeos encendieron las alarmas en el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), revelando una creciente frustración y la probable abstención de su electorado, tras el fracaso de un pacto con la formación de Pablo Iglesias. Sobreestimando sus fortalezas, el mandatario protagonizó una campaña errática, donde giró en primer término hacia el centro para capturar votos de Ciudadanos y, en los últimos días, endureció su discurso contra la amenaza que plantea el ascenso de Vox. “Queremos un gobierno progresista que frene a la ultraderecha, y un gobierno que frene a los extremistas también aquí en Cataluña, que son los independentistas”, aseveró Sánchez en Barcelona, durante el cierre de su campaña.

Aunque el socialismo sea nuevamente la fuerza más votada, puede que no logre acuerdos para alcanzar una mayoría parlamentaria absoluta o un gobierno en minoría. En abril, las matemáticas le favorecían, pero Sánchez e Iglesias no quisieron, o no supieron, llegar a un acuerdo. “El PSOE tiene mucha reticencia a una coalición, pero los tiempos de los gobiernos en solitario se han acabado en este país”, afirmó a PERFIL Paloma Román Marugán, profesora de Ciencia Política de la Universidad Complutense de Madrid.

Los populares, por su parte, aspiran a mejorar los resultados de los últimos comicios, los peores de su historia. Para eso, Pablo Casado apeló al voto útil, con el objetivo de derrotar a Sánchez, o, al menos, consolidar su hegemonía entre los partidos de derecha. Su principal adversario parece ser la formación de Santiago Abascal, que trepó del quinto al tercer lugar en las encuestas y sueña con dar finalmente un gran zarpazo institucional.

Con el conflicto de Cataluña en el centro del debate político, Vox propuso suspender las autonomías, ilegalizar a los partidos separatistas y detener al presidente de Cataluña, Quim Torra. Además, culpó con cifras falsas a los inmigrantes por las violaciones grupales, al sostener que el 70% de los imputados son extranjeros.

Escenarios. Las elecciones auguran una profundización del bloqueo político, sin grandes mayorías ni acuerdos de gobierno. “Las encuestas plantean que el PSOE será el partido más votado, pero perdiendo algo con respecto a abril. Lo más importante del día después será saber si van a ser capaces de sentarse a hablar con voluntad de acordar, no solo salir en la foto”, confió Román.

El gran dilema para Sánchez es que quizás sea demasiado tarde para pactar, porque tal vez los partidos de izquierda no lleguen a 176 escaños y necesiten el voto o la abstención de los independentistas, un fantasma que agitó recurrentemente la derecha para subir en los sondeos. Si el PP, Vox y Ciudadanos, en caída libre, tampoco logran mayoría absoluta, solo será matemáticamente factible un improbable acuerdo de centro entre el socialismo y los populares.