Nueva York — ¿Donald Trump vivirá en Florida? Eso está por verse.
A pesar de un irónico tuit del gobernador de Nueva York para decirle “hasta nunca”, el estado natal del presidente podría no permitirle irse a Florida sin darle una buena revisada.
El plan de Trump de transferir su residencia permanente a Palm Beach probablemente será escudriñado cuidadosamente por funcionarios estatales de Nueva York, conocidos por auditar a residentes acaudalados que intentan huir a estados que cobran menos impuestos a fin de asegurarse de que dichas mudanzas sean reales y no sólo en el papel. Esos casos pueden demorar años.
“Nueva York dice que no sólo porque llenas una hoja de papel ya eres residente de Florida”, dijo Mark Klein, un abogado fiscalista que ha manejado cientos de auditorías por cambio de residencia. “La gente tiene esta idea equivocada de que si te vas a Florida y llenas una declaración jurada, te empadronas y obtienes una licencia de manejo, no tienes que hacer nada más”.
Aunque aparentemente Trump tiene argumentos sólidos -desde que se convirtió en presidente sólo ha pasado algunas noches en su penthouse de la Torre Trump con vista a la Quinta Avenida-, los fiscalistas dicen que no hay duda de que será auditado. La única pregunta es: ¿cuándo?
“Es 100% seguro que le harán una auditoría”, pronosticó Barry Horowitz, un contador que ha manejado muchos casos de cambio de residencia. “Darán pelea”.
Aunque la norma general es que debes pasar más de 183 días en tu nuevo estado, eso es sólo el principio. Los auditores y los jueces podrían examinar dónde está su dirección fiscal (también en la Torre Trump), el tamaño de sus diversas viviendas, dónde exhibe sus fotografías familiares y sus obras de arte más valiosas, e incluso dónde está su dentista.
Al anunciar su mudanza en un tuit el jueves por la noche, Trump dijo que la ciudad de Nueva York “siempre tendrá un lugar especial en mi corazón”. Sin embargo, se quejó de que, a pesar de que paga “millones de dólares en impuestos municipales, estatales y locales cada año, los líderes políticos de la ciudad y del estado me han tratado muy mal”.
Rápidamente, el gobernador de Nueva York Andrew Cuomo tuiteó: “Hasta nunca. De todas formas, no es como que @realDonaldTrump pagara impuestos aquí…”.
Y luego el alcalde neoyorquino Bill de Blasio decidió participar en la conversación: “Mis más profundas condolencias al buen pueblo de la Florida”, tuiteó.
Trump respondió horas después el viernes con un tuit en cuatro partes en el que criticó tanto a Cuomo (“el hermano de Fredo”) -un insulto para las personas de ascendencia italiana- y a De Blasio, diciendo: “Amo a Nueva York, pero con los actuales líderes, Nueva York no puede volver a ser grande otra vez”.
En Nueva York, Trump paga una tasa fiscal marginal máxima a la ciudad y al estado que en total suma 12.7%. Y debido a que hace dos años el mandatario reestructuró sus impuestos, ya no puede deducir la mayoría de esos impuestos estatales y locales en su declaración federal.
En Florida, Trump no pagaría impuesto sobre la renta ni gravámenes estatales.
Tan sólo el año pasado, 63,000 neoyorquinos cambiaron su residencia a Florida.