Miles de georgianos rechazan la influencia de Moscú
Al menos 240 personas resultaron heridas por los disturbios registrados entre el jueves y ayer frente al Parlamento de la ex república soviética de Georgia, en Tiflis, por la visita de un diputado ruso.
El detonante de las protestas fue la presencia en el Parlamento del diputado Sergei Gavrilov al frente de una delegación de su país para participar en una reunión de la Asamblea Interparlamentaria de la Ortodoxia (AIO).
En particular, molestó que Gavrilov, al que algunos medios georgianos acusan de apoyar a los separatistas de la región de Abjazia, se sentara en el sillón del presidente de la Cámara durante el foro.
La influencia de Rusia sobre Georgia es un tema políticamente sensible. Tropas rusas y georgianas se enfrentaron durante unos pocos días en 2008 por el control de las regiones de Abjazia y Osetia del Sur, en el marco de un conflicto que aún despierta recelos en Georgia, donde los actuales líderes políticos siguen mirando de reojo al vecino del Norte mientras intentan dar pasos hacia foros occidentales.
Contra Moscú. La presidenta de Georgia, Salomé Zurabishvili, acusó a Rusia por lo ocurrido de ser “enemigo y ocupante” y de tener una “quinta columna” detrás de los violentos disturbios registrados en la capital.
“Rusia –dijo– es nuestra enemiga y ocupante. La quinta columna que ella maneja podría ser más peligrosa que la agresión abierta”.
La mandataria, que se encontraba de visita en Bielorrusia, suspendió el viaje para regresar a Georgia.
En un video en Facebook, el opositor Mijaíl Saakashvili llamó a sus partidarios a “salir a la calle” y pedir el fin del “régimen” de Mikheil Ivanishvili, el oligarca líder de Sueño Georgiano, el partido que gobierna Georgia.
“Es inaceptable que un partidario del feudalismo medieval gobierne un país que aspira a ser parte de Europa”, dijo Saakashvili, que tras exiliarse se convirtió en ciudadano ucraniano.
‘Rusofobia’, dice el Kremlin. El Kremlin denunció la existencia de “rusofobia” detrás de las violentas protestas que estallaron en Georgia. “Todo lo ocurrido ayer no es más que una provocación rusófoba”, dijo el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov. “Estas manifestaciones son motivo de grave preocupación para nosotros”, agregó, tras recordar que “Georgia es un país visitado por un elevado número de turistas de Rusia y por tanto es una cuestión muy seria”.
El diputado Sergei Gavrilov, cuya presencia en el Parlamento provocó los incidentes, dijo que se trató de una “acción planificada” para “empeorar las relaciones” entre ambos países.